Podemos definir Georgetown, en Penang, como la inversa de aquella película donde seres humanos se metían en un mundo de dibujos animados. En Georgetown los dibujos son los que trascienden a nuestro mundo. En forma de grafiti o metal. Excusa ideal para contar la historia del lugar.
Georgetown, no solo el inglés en su nombre
Mucho más que la capital de la isla de Penang, tiempo atrás centro comercial bajo dominio británico. Hoy la ciudad se divide entre estos vestigios arquitectónicos del colonialismo de la corona, negocios chinos que podrían estar en cualquier ciudad y tantas mezquitas como puestos de shawarma. Todo esto define la identidad de Georgetown tanto como el propio casco antiguo.
Y como corolario, un baño de arte callejero en cada pared, para destacar el verdadero sabor de la ciudad más allá de la teóricamente mejor comida malaya.
Religión y evolución
Bien podría ser un oxímoron, pero no en éste caso. Encontramos una ciudad donde predomina la religión y no solo se ve en las mezquitas y templos. Se escucha en los cinco rezos diarios, parlantes de por medio (bella manera de despertar…). Se aprecia en las mujeres con burka y tapadas hasta los tobillos, con 40 grados de temperatura. Afortunadamente es una sociedad justa y los hombres pueden usar pantalones cortos.
Pero además es una ciudad desarrollada. Con una hilera de rascacielos como pocas ciudades. Con infraestructura moderna y un parque automotor con marcas nacionales e importadas.

Street Art, la excusa perfecta
Pero qué podían hacer para diferenciar a Georgetown ? Cómo evitar que se mimetice con tantas otras ciudades de Asia? Como resultado de un concurso, pidieron a artistas locales convertir las paredes en un reflejo de la historia. Pero historia de la propia Georgetown. Así, podemos saber que negocios abundaban en cada zona bajo dominio inglés o porque del nombre de una cuadra. Lo más curioso es que esto puede ser contado por Bruce Lee, Betty Boop, los personajes de Spy vs Spy y muchos más.
Como no podía ser de otro modo, Dany se maravilló con los grandes murales y yo con las estructuras de metal.
Pintada o metal, personajes conocidos o no, nos fascinó la cantidad y calidad. La sorpresa de poder encontrar uno u otro en cualquier pared y de saber que perderse entre esas pequeñas calles nos permitiría descubrir algo nuevo cada día.
Capital de la comida malaya
Quién no escuchó desde chico que en Penang está la mejor comida de Malasia? Qué abuela no contó emocionada su infancia entre las delicias culinarias de esta perla asiática?
Vimos mucha, pero mucha comida callejera. Hubo que probarla, era un trabajo difícil pero alguien debía hacerlo. Es lo mejor que nos pasó en la vida después de River Plate conocernos? Comimos bien pero nos habían puesto tantas fichas…
Pulgar arriba para los platos árabes, hasta el hummus tiene el exigente sello de aprobación de Dany. Y buen pescado fresco, como en todo el continente (no se pierdan la mantarraya en su próxima visita).
Bonus track: el arte (de simular)
No le alcanzó con hablar con un local sobre porque prenden fuego a papeles para recordar a los muertos. No, también quiso asistir a una obra de teatro. Japonesa. En malayo. No se quedó hasta el final porque el ruido le impedía seguir los diálogos con atención. Caradura.
Vuelta a la aventura
Ya cubrimos el norte de este a oeste. Ahora empezamos nuestro descenso hacia el sur, pasando primero por el centro. Nos espera Cameron Highlands, el lugar indicado para trekking entre selva y montaña. Por qué vamos si tenemos menos preparación que Peña Nieto? Porque nos queda de paso y nos sobra tiempo amamos la naturaleza, claro.
Ya comercializa sus fotos, en breve va a vender posteos acá y acá. No lo hace por plata sino por ayudar a Instagram (?).