Mié. Sep 18th, 2024

A diferencia de los otros posteos, que siempre acompañamos con temas acordes al lugar que visitamos (?), en este caso preferimos compartir algo que surge al ver como van inexorablemente pasando los días del calendario:

Nunca escupas para arriba antes de viajar

Si, nos habíamos burlado de los bobos que iban parados en el tren cuando viajamos a Nuwara Eliya. Y el destino nos pagó con la misma moneda en tren hasta Ella (tampoco es tan grave ir 3 horitas parado…). Qué nos esperaba en el viaje a Mirissa ? No aprender, obvio.

Bus público, 5hs, Rs 300. Nada nos iba a hacer cambiar de opinión. Menos los tipos que nos ofrecieron ir en van por Rs 3000. Ojo, no es por la plata. Es por la actitud (?). Le ofrecieron lo mismo a otra extranjera. Pensó 10 segundos, aceptó y se fue. Claro que nos burlamos, se perdía la emoción del viaje con los locales.

Llegó el bus, Dany se abalanzó con su habitual violencia, empujó embarazadas, señores con bastón y niños con yesos, pero consiguió los últimos 2 asientos. Juntos, lamentablemente por suerte. La gente subió hasta el techo. Solo faltaba ubicar un par de enanos bajo los asientos. Y claro está, nos reímos mucho de todas aquellas pobres almas que sufrirían por horas y de los que ni siquiera pudieron subir y debieron seguir esperando. También estuvo en nuestras plegarias la extranjera que había preferido ir cómoda y con aire acondicionado. Que poco mundo…

El chofer venía manejando como un condenado, eludiendo lo que se le pusiera delante, a tal punto que íbamos con los huevos en la garganta dudas sobre su estado etílico…. hasta que pasó lo que todos sabíamos que sucedería. Se rompió el bus. Que, como y cuando, no lo sabemos. Solo podemos decir que en un momento veníamos pisteando a 100 por hora y al otro, parados en el medio de la ruta con 35 grados y ninguna explicación.

Y como la vida se empeña en darnos lecciones, y nosotros en no aprenderlas, nos dijeron que la única solución sería tomar el próximo bus. Y lo hicimos. No solo venía ya sin lugar siquiera para los enanos bajo los asientos sino que los que estaban sentados y no podían disimular sus sonrisas, eran los que habíamos dejado abajo al salir de Ella. Viajamos parados, al menos solo por 3hs (?) y además… nos volvieron a cobrar !

Moraleja: somos muy pero muy boludos. Y bocones.

Mirissa, para dejar que los días pasen

Llegamos al primero de los pueblos costeros que veremos en Sri Lanka. Uno puede quedarse 3 o 25 días, pareciera que diera igual. Una calle única y de doble mano, asfaltada, con muchos hotelitos y algunos restaurantes básicos. Un par de lugarcitos con onda, inclusive. Casi todo para turistas.

Playa ? Rodeada de palmeras. Agua ? Con olas para divertirse, según los gritos de emoción de Dany que quedó sin la parte de abajo de la malla en una caída acuática. Arena ? Clara y fina. Para los que fueron al caribe, no llega a ser ese nivel, pero también tiene su encanto. Para los que no fueron al caribe, no se porque leen esto. Masoquismo ?

Si por mi fuera, en lugar de 3 días me hubiera quedado más. Podríamos haber ido en scooter a otras playas. O alquilado un bote para buscar ballenas y delfines. Mirissa tiene más para ofrecer. Pero no… como Dany tiene hormigas en el ojete afán por descubrir nuevos lugares, partimos hacia un nuevo destino.

Unawatuna, nuestro reducto francés en Sri Lanka

No, tranquilos. No hay que preocuparse pensando «como no sabía que habían sido colonia francesa !», porque no es así. Lo definimos de este modo porque paramos en un hotel que hacía pattiserie francesa. Excelentes croissants, pain au chocolate, así como panes y mermeladas caseras. El desayuno, un placer matinal, por la comida y el lugar.

Otro pequeño pueblo, más turístico aún que Mirissa y con más rusos. Si, aunque parezca irreal. No sabemos de donde salen (asumimos que de Rusia…), pero son más del 90% del turismo de esta zona de Sri Lanka.

En este caso, nos tocó una playa más de mi estilo. Con agua calma, para quedarse haciendo nada hasta quedar como una pasa de uva.

Galle, porque no solo de playa vive el hombre

Aprovechando la cercanía con Unawatuna, nos hicimos una escapada a un pueblo que aparentemente es mencionado en la Biblia. Dicen que era el puerto de Tharsis, donde el Rey hebreo Salomón enviaba a buscar marfil y pavos reales. Sobre gustos…

Algo debe tener la ciudad, porque por allí pasaron portugueses, que la fundaron el siglo XVI y luego holandeses y británicos. Y lo que dejaron nos gustó, se puede ver el impacto de la arquitectura europea con la asiática.

Paseamos por el fuerte, vimos su faro y caminamos por unas callecitas sencillamente increíbles. Nos recordó al Fuerte Santiago (llamado también «Intramuros») que vimos en Manila. Almorzamos mirando el mar y nos sentamos a tomar un cafe mirándonos nosotros… es que era más barato que con vista al mar.

El camino es circular, pero entramos en una recta

El recorrido que estamos haciendo en Sri Lanka es casi circular, bordeando la isla (como alguna vez también hicimos en Islandia). Pero ahora estamos entrando en una recta, la final. Aquella que nos llevará, al menos a uno de los integrantes de Dos En El Camino, a otro destino… pero no hay que adelantarse. Ahora, partimos para Hikkaduwa. Por qué ? No se, lo eligió ella y no da para discutir. Pero en mi mente, voy a ir muy enojado todo el viaje !

Mientras yo me enojo internamente, ustedes entren acá o acá para ver más fotos.