A diferencia del Coronel de García Marquez, la ciudad de Brasov, en el corazón de Transilvania, tiene quien le dedique unas palabras. Y que palabras, ya que son las que usó Bram Stoker para escribir «Dracula», inspirándose en el Castillo de Bran. Sería nuestro paso por Brasov de terror o digno de una novela ?
La otra historia de Brasov
Vamos para atrás, antes que el mundo turístico «descubriera» Brasov gracias a una película porque nadie lee un libro. Si de piedra fundacional hablamos, hay que retroceder hasta el 1203, cuando una orden religioso-militar como los caballeros teutones, recibió el encargo de un Rey húngaro y comenzó su construcción.
Mal habían terminado de hacer algún monasterio cuando inesperadas visitas tártaras destruyeron todo y se fueron. Como los caballeros eran tercos, volvieron a construir, para que esta vez fueran los turcos los invasores que dejaran cenizas humeantes. Pero no mucho después, esta vez los dominicos tendrían su propio monasterio y la ciudad comenzaría con su mercado anual y con la plata, aparecen los nuevos ricos (?). Se les ocurrió homenajear a Santa María, lo cual sería con el tiempo y gracias a un incendio, la icónica imagen de Brasov. Nacería 300 años después y se la conocería como la Iglesia Negra.
En el medio ? Otra vez pasaron los turcos que demostraron ser vecinos más bien ariscos. Pero como en Brasov nadie se rinde, hicieron una fortaleza, una tipografía, un gimnasio y hasta un molino de papel. Lamentablemente muchos dijeron «che, que lindo está quedando todo» en lugar de «che, guarda que la madera se incendia fácil» y en 1689 la ciudad volvió a ser nuevamente una pila de cenizas. Y lo que quedó de la iglesia, fue reparado, pero nunca cambiado, manteniendo el color negro que la caracteriza y le da nombre. Obviamente, a la 9na vez aprendieron y prohibieron el uso de madera en toda la ciudad.
Hacemos un viaje en el túnel del tiempo hacia la segunda guerra y vemos los bombardeos aliados que fueron de utilidad para combatir a los nazis y destruir a la ciudad. Terminada la guerra y hasta 1989, Rumania cayó bajo dominio comunista pero particularmente la ciudad se vio afectada, al extremo que se la llamaba «Ciudad Stalin». Y si seguimos viaje, nos encontraremos con un par de desastres, naturales y de los otros. Algunos terremotos e intentos fallidos de revolución, hasta 1989 cuando finalmente se consiguió la independencia y fue precisamente la sufrida Brasov la que aportó sangre de sus vecinos para lograrla.
Y todo esto, ilusión y destrucción, sueño y muerte, para finalmente lograr que nosotros pudiéramos visitarlos (?).
Brasov, más de lo que se ve a simple vista
Seamos honestos, la gente viene hasta acá para pasar el día y visitar el Castillo de Bran. Hay excursiones desde Bucarest ! Nosotros optamos por hacer base un par de días y recorrerla a nuestro ritmo preferido: el de turista jubilado sin apuro.
Si obviamos el Castillo, nos encontramos una ciudad que simplemente nos encantó. Un estilo gótico que se está convirtiendo en nuestro favorito. Casas de colores, peatonales amplias y luminosas. El Museo de Historia con sede en el Ayuntamiento (al que obviamente no fuimos 🤷♂️), sus iglesias (Negra, Bartolomeo, Nicolas, entre otras), pero particularmente sus calles. Tanto Republici, desembocando en la Plaza Sfatului y Mureselinor, a las cuales dedicamos horas y cafés con mucha lectura.
Castillos en blanco y negro
Si tuviéramos que decir si Brasov se justifica solo por conocer el Castillo de Bran, con Dany coincidimos. No, terminemos con esa mentira. Dejen de engañar turistas. Es una visita «lindita», pero no más. Alguna que otra foto por fuera, muy poco por dentro y más abarrotado de turistas que el Taj Mahal. El atractivo ? Se supone que fue residencia de Vlad «El Empalador» Tepes, figura mítica y sangrienta que inspiró al autor de Dracula. La verdad es que nunca vivió allí y la fortaleza casi no tuvo habitantes ilustres ni sanguinarios, más no ser la Reina Catalina de Rumania durante algunas de sus vacaciones.
Pero como para todo yin hay un yang, a Bran le toca su Peles. Mucho más nuevo (data del siglo XIX) pero infinitamente más bello. Realmente habitado por la realeza durante un tiempo, fue el primer castillo europeo con central eléctrica propia, lo cual le permitió tener hasta ascensor. Expropiado durante la época comunista del país, es el segundo museo más visitado después de Bran, lo cual deja en claro que la gente no entiende nada.
Es bonito y querible, porque hasta tiene un hermanito menor en Pelisor al que respeta pese a ser un humilde castillo de 99 habitaciones (frente a las 160 de Peles). Es usado como residencia de verano por la realeza.
De sorpresa en sorpresa
Rumania viene superando nuestras mejores perspectivas. Es cierto que aun vimos poco, queda mucho por delante del viaje planificado por estas tierras. Pero como primeros pasos, tanto Bucarest como Brasov nos dan pie para esperar lo que viene con más ilusión. Estaremos subiendo demasiado la vara ? Estará Sibiu a la altura de sus predecesoras ?
En las próximas semanas intentaremos posteos más cortos y asiduos ya que estaremos en varias ciudades. Será un intento (no por tener poco tiempo, sino por lo que cuesta escribir poco). Y como sabemos que las imágenes son una adicción, pueden monitorear a Dany. Mientras tanto, seguimos de viaje. A los que se preguntan si tras 14 meses aún tenemos ganas de seguir, les respondemos con una pregunta: para qué dejar lo bueno para después ? Chau, hasta el próximo posteo.